Miel en mi almohada
Vierto dos gotas de miel dulce sobre mi almohada de raso blanco. Dos piedras de ámbar cálido se funden y me dan su brillo, y un azulejo dorado me presta sus reflejos.
Ya tengo tus ojos.
Miras hacia mí, pero ya no los veo. Me he perdido en tu boca. Espero a que sonrías, y la deseo.
Quiero oler tu cuello, resbalar mis manos por tus hombros, mezclar nuestros alientos. Desnudarte. En vez de eso, alejo el pensamiento con un gesto. Te ríes, y me contento.
Deja un comentario