Microfeminismos

Imagen extraída del artículo: ¡Hombres, a reprogramarse!, de ‘eldiario.es’
Se nos va de las manos. Todo. Odiamos a todos, todo lo criticamos. No hay un articulo en cualquier red social, por intrascendente, nimio, pueril, banal o jocoso que este sea, que no despierte a una legión de demonios dispuestos a pedir el descuartizamiento del autor del artículo, escudados por el anonimato y el atril que les permite tener voz en oratorios que de, de otra forma, no sólo les serían vetados, sino que ni conocerían.
Así, deseamos la muerte a los políticos (a todos, y a sus familias) que no nos dan trabajo, o nos lo quitan, o hacen que no lleguemos a fin de mes, que suba la marea en la tormenta o que no me dan una ayuda para permitirme trabajar sin cotizar. Esos políticos, perteneciente a una especie pseudohumana, cuyo último pensamiento antes de dormir es «a ver qué se me ocurre mañana para joder a este tío». Para aquél que esté buscando un motivo para odiarme, no me refiero al que merece o necesita una ayuda, pierde o ve rebajadas las condiciones de su empleo por una reforma laboral, etc. etc., sino al que culpa de todos los males de su vida a … ‘los otros’.
Criticamos a escritores, Académicos reconocidos de reconocido prestigio literario de los que no hemos leído no ya un libro, sino un artículo en un periódico, y los despellejamos por un ‘tuit’ de pocos caracteres, rebatiéndolo con un sinfín de disparates léxicos, ortográficos y gramaticales, y nos sentimos orgullosos de ‘a ver’ puesto el punto sobre las íes a tamaño personaje.
Lo peor de todos, es que seguimos arrastrando la maxima de «es verdad, porque está escrito», de cuando escribir algo significaba firmarlo y, con su autoría reconocida, responder por la información dada. Ahora, escuchamos a los chavales (y no tan chavales) opinar de personajes públicos, discutiendo sobre la drogadicción, excesos, ideas, … con la veracidad aseverada por ‘viene en internet’, o ‘me lo han pasado por …’ Sabido es que para publicar, copiar, reenviar, repetir, una información en internet es necesario previamente registrar en un Registro Intelectual el pensamiento a publicar, resumen, declaración de intenciones y relación de patrimonio y propiedades para atender a las posibles responsabilidades legales que pudieran imputarse a las consecuencias de dicho artículo.
Y, tras esta breve intro, ahora me apetece a mi rebatir este artículo sobre micromachismos de un prestigio diario, nada menos que El País, tras la reflexión de que también se nos está yendo de las manos. Y no me refiero a las justas vindicaciones que hoy, 8 de marzo, se celebran, sino a este rizar el rizo que nos hace a todos (y a todas) machistas, criticables y hasta deleznables. Evidentemente, no pretendo sentar cátedra con mis reflexiones: son notas con un puntito de ironía, y respondiendo al extremo del no todo, no todos, no siempre, y visto desde mi situación personal en la mayoría de los casos. Aquí unos botones:
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He creído necesario explicar algo a una mujer sin que ella me pidiese explicación alguna.
Y a un hombre. Dile a tu amigo el fontanero que te está dando problemas la configuración de un router de capa 3.
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He comentado a un amigo que se quedaba al cuidado de sus hijos: “Hoy te han dejado de niñera”.
Mi mujer le dice a sus amigas, cuando estoy arreglando el jardín: «Tengo un lío con el jardinero».
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Le he preguntado a una mujer si “está con la regla” cuando me ha respondido con desgana o desaire.
Le he preguntado a un hombre si «ha perdido su equipo” cuando me ha respondido con desgana o desaire.
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En una empresa o negocio, he preguntado a una mujer por el jefe dando por sentado que el jefe es un hombre y sin plantearme que puede ser ella.
En una empresa o negocio, he preguntado a un hombre por el jefe dando por sentado que la primera persona que me atiende no ha de ser obligatoriamente el jefe.
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He dicho que yo “ayudo” en las tareas del hogar, asumiendo que el trabajo es de una mujer y yo estoy ayudando, no participando en igualdad.
Totalmente de acuerdo. Aunque, por ser puntilloso (y llevo casi 30 años de amo de casa, cocino diariamente y mejor que la mayoria de mis amigas), rara es la mujer que no me dice como tengo que organizarme en la cocina, porque los hombres no sabemos de estas cosas.
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Asumo continuamente la heterosexualidad de las mujeres.
Asumo continuamente la heterosexualidad de los hombres.
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No he hecho nunca la coleta a mi hija y ni siquiera concibo que la pueda llevar mi hijo.
Totalmente de acuerdo. Eso se cura cuando te salga un hijo como yo, que he llevado trenza de espiga más de una vez.
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Entre amigos, solo propongo jugar al fútbol a los varones, dando por sentado que ellas no quieren jugar.
Entre amigos, solo propongo jugar al fútbol a los varones, dando por sentado que ellas no quieren jugar. Ellas no me proponen jugar al pádel, dando por sentado que prefiero encargarme del arroz (cosa que es cierto. Cuestión de conocer a tus amigos y a tus amigas).
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Siempre delego en mi mujer la compra de ropa y los cuidados estéticos de nuestros hijos.
Mi mujer dice que no se me ocurre ir de compras sin ella, que soy un manirroto. Cosa que es cierta.
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He preguntado a mi sobrina si ya le gusta algún chico.
He preguntado a mis sobrinos (plural genérico) si ya le gusta alguna persona.
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He preguntado a alguna mujer que para cuándo los hijos cuando nunca se lo he preguntado a un hombre.
Totalmente de acuerdo. La de veces que me lo han preguntado.
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He pagado de forma sistemática mis cenas con mujeres presuponiendo que es lo que se espera de mí. (De aquellos tiempos en que cenaba con mujeres …)
Por esta zona, lo normal es pelearse sistemáticamente con el que sea por pagar la primera. La siguiente te toca a ti.
— o —
He descrito a una mujer como “poco femenina”.
He descrito a un hombre como «poco masculino». O como «muy femenino». Es lo que tiene haber leído a Lord Byron.
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He usado la palabra “provocador” para describir el atuendo de una mujer.
Y le ha encantado. Con lo que me ha costado, no es para menos. Y hemos celebrado nuestro aniversario como es debido.
— o —
He comentado que esas no son formas de hablar “para una señorita”.
Tío, hablas como un camionero (microcamionerismo).
— o —
En compañía de una mujer, he ocupado el sillón del piloto porque interpreto que es lo normal o un gesto de galantería.
En compañía de una mujer, he intentado que conduzca ella para poder tomarme una copa, pero no he conseguido convencerla.
— o —
He interrumpido el discurso de una mujer para seguir diciendo yo exactamente lo mismo que estaba diciendo ella.
No seré yo quién coma de ese plato.
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He hecho el comentario «Sara es una mujer fuerte» dando por hecho que las mujeres son por lo general débiles.
¡Ay señor! He hecho el comentario «Sara es una mujer fuerte» dando por hecho que otra persona no sería capaz de resolver la situación como ella hizo.
— o —
Tengo mellizos y nada más nacer hice socio el Atleti a mi hijo y no a mi hija.
No sé si es peor lo que hizo o lo que no hizo.
— o —
Dejo a mi hijo adolescente salir hasta las 3 de la madrugada, pero a mi hija le obligo a venir antes de medianoche.
A las 10 los dos aquí, que hoy nos toca salir a nosotros. La comida del niño está en la nevera.
— o —
Nunca he hablado con mi hijo de feminismo.
Si ‘hijo’ es género neutro, de acuerdo. Si es ‘mi hijo varón’, habría que preguntar si se ha hablado con su hija sobre feminismo. Rara avis.
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Soy el dueño de un local público y he puesto el cambiador de bebés en el cuarto de baño de mujeres.
No es micromachismo, es practicidad. Actualmente, (y desgraciadamente) la mayoría de los crios vienen con las madres. Alguna vez he visto el cambiador en el de caballeros, o en un acceso común (incluso en el de minusválidos, por cuestión de espacio), y he escuchado a alguna madre indignada por este motivo. Lo que hay que cambiar no es la ubicación del cambiador, sino el que sean las madres las que se ocupen del niño.
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Invitado a comer en la casa de unos amigos, he felicitado a la mujer por la comida sin preguntar antes quién había cocinado.
Clama al cielo. Todo el día de compras y en la cocina, para esto.
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Invitado a comer en la casa de unos amigos, me he dirigido al hombre para hacer preguntas sobre automóviles, dinero o deportes porque he deducido que a ellas no les interesarán esos temas.
Invitado a comer en la casa de unos amigos, he hecho preguntas sobre automóviles, dinero o deportes y ellas me han contestado que no les interesan esos temas. No es machismo, es que hay prioridades distintas según qué grupos (normalmente, una vez aclarado, suelo terminar en el grupo de las chicas, porque no me interesan dichos temas).
— o —
He presentado a una mujer por el cargo o la posición de su marido: «esta es la mujer de…», en vez de por su nombre y profesión.
En una reunión de compañeros de trabajo de mi pareja, yo soy «la pareja de …», que es a quién conocen. A nadie le importa a qué me dedico si no saben qué relación tengo con el grupo. Si dicen «este es David, el informático, suponen que vengo a arregalar el wifi». Y ya os estoy dando explicaciones que no habeis pedido, ni vosotras ni vosotros.
— o —
Soy camarero y siempre pongo la bebida alcohólica al chico y la bebida sin alcohol a la chica, sin preguntar quién ha pedido cada una.
ES verdad. Y la cuenta a mi. Mala puñalá te den
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Soy camarero y siempre dejo la cuenta de la mesa al chico.
Me remito al punto anterior. En descarga del gremio, aún hay muchas parejas (y muchas chicas) que creen que es obligación de él el apoquine. Incluso he escuchado a alguna decir «esto (ella) hay que pagarlo». Sin comentarios.
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Intentando ser amable, he llamado “guapa” o “niña” a una mujer a la que no conozco de nada.
En mi tierra, a ver si encuentas un supermercado y que la cajera no te pregunte: «¿parking, cariño?»
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He dicho “no me lo habías pedido” cuando una mujer me ha recordado que no he hecho mi parte de las tareas de hogar.
No es mi caso. Otro tema es cuando no he hecho «las tareas que he pensado y no te he dicho porque tú deberías saber lo que he pensado», independientemente del sexo de la parte pensante.
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Me he callado ante el comentario machista de un amigo.
He juzgado a una mujer por su forma de educar a sus hijos cuando no lo hago con un hombre.
He preguntado a una mujer cómo conjuga su vida profesional y su vida familiar, algo que jamás he preguntado a un hombre.
He comprado ropa de color rosa o muñecas a una niña sin consultar con sus padres (o con la propia niña) qué regalo deseaba.
Eso sí es machista.
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En alguna ocasión he dicho a mi pareja: «¿Vas a salir así, sin maquillar?».
En alguna ocasión me he dicho mi pareja: «¿Vas a salir así, sin afeitar?». ¿A quién no le gusta que su pareja se acicale para gustarle, de vez en cuando?
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Me refiero al conjunto de ciudadanos que buscan la igualdad como “las feministas”, en femenino, asumiendo que es una lucha únicamente reservada a las mujeres.
Me refiero al conjunto de ciudadanas feministas que asumen que es una lucha reservada únicamente a las mujeres.
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He pronunciado alguna vez la palabra “feminazi”.
Sí. Hablando de entes que escudan en el feminismo su androfobia.
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He pronunciado alguna vez las palabras “loca del coño”.
Y «loco de los huevos»
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He hecho un favor a una mujer “por guapa”.
Me han hecho algún favor «por guapo» (siempre hay una maceta para un tiesto).
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Trabajo en un centro público destinado a mujeres y he puesto únicamente revistas de moda y sociedad en la sala de espera.
He intentado encontrar «El amor en los tiempos del cólera» en mi peluqueria unisex, pero sólo encuentro revistas de moda y sociedad en la sala de espera. Y me hubiese dado tiempo a leerlo, a veces.
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En una conversación sobre políticos, me parece normal hacer comentarios sobre el aspecto de ellas cuando no lo hago sobre el de ellos.
En una conversación sobre políticos, me parece normal hacer comentarios sobre el aspecto de ellos cuando no lo hago sobre el de ellas. ¿Vosotras no habláis del físico de los personjes públicos? No os creo; he sufrido alguna votación sobre Pedro Sánchez en alguna tertulia cafetera.
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En la televisión disfruto con los presentadores ácidos y divertidos y las mujeres bellas.
No. Lo poco que disfruto lo hago con los presentadores simpáticos. De nuevo, mi amigo el plural genérico.
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En la cama antepongo mi placer sexual al de mi compañera y no suelo preguntar por sus preferencias y necesidades.
En la cama antepongo mi placer sexual al de mi compañero y no suelo preguntar por sus preferencias y necesidades. Eso no es machismo, es egoísmo, y en todos lados cuecen habas.
Imagen extraída de: https://www.eldiario.es/interferencias/Hombres-reprogramarse_6_261833833.html