Saltar al contenido

Calor pagado

24 febrero 2014

He intentado evitarte; ignorar que te necesito. Tampoco puedes tú evitarlo: aunque sea yo el que pague, me necesitas. Necesitas que te desnude, te limpie de cuanto te cubra y te haga sucia; que te desprenda de las huellas de las manos, de la pátina que queda en ti cuando eres usada. Quitaré de ti todo cuanto no seas tú y te haré nuevamente inmaculada.

Sin enchufes, esta vez no habrá cables ni nada eléctrico que te caliente. Suaves, con el recuerdo permanente de no arañarte, mis dedos recorrerán cada curva tuya.  Una mano asirá tu cuerpo, y no podrás huir de mi otra mano, que meteré dentro de ti. Emlátexpezaré por tus labios redondos, deslizándolos entre mis yemas, apretando poco a poco hasta que apenas puedan deslizarse. Paulatinamente, aumentaré la cadencia y la presión. Mi mano aceitada resbalará por tus paredes untosas cubriendo cada centímetro, hasta llegar al fondo. La ayudaré con la otra, y entrambas removerán todo el fluido de tus paredes cavas cada vez más rápido, cada vez más fuerte, cada vez más flujo empapando mis manos.

Me deshago del látex manchado y, ya sin guantes, vuelvo a tocar tus paredes uniformes. No resbalan, el óleo usado ha desaparecido.

Por último, te baño con mi fluido viscoso. Es el fin. Caro me ha costado. Observo la medida que te inunda y, sin cuidado, cansado pero satisfecho, aprieto con fuerza la resistencia que te calentará. Esperaré hasta oír como te quejas y será el turno de mis huevos calientes, el momento en el que mis patatas, que aguardan pacientes bañadas en aguasal, van a ser fritas para acompañarlos.

Amiga freidora, me das más placer cuanto más me haces sufrir.

2 comentarios
  1. ¡¡Muy bueno!! 🙂

    Tengo que aplaudirte porque el texto está tan bien escrito que en todo momento parece otra cosa, jajaja.

    Y la frase final es mi favorita. ¡Un saludo! ^^

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.