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Capítulo 3 – Reunión de creativos

2 agosto 2010

Todos los nombres y situaciones que aparecen en este post son ficticios. Todos los derechos reservados

Diseño e Innovación (Diseñínn) lo formábamos 4 socios: Miguel, fontanero, que hacía las veces de programador; Manolo, un físico en ciernes (le quedaba un año) que era el experto en sistemas; Javier, un estudiante de grado de Historia del Arte, el analista del grupo, y un informático (yo) que hacía de diseñador. Así que todos hacíamos de todo, y ninguno de lo suyo. Cuando captábamos un cliente nuevo, el ‘captador’ se ocupaba de organizar el trabajo y de enlace con el cliente; el resto de las tareas las repartíamos según la aptitudes de cada cual para el proyecto concreto, según un estudiado baremo de capacitación profesional: nos lo jugábamos a los chinos.

Cada proyecto tenía un nombre clave. El de la reunión de esta mañana, el del taller de serigrafía, Loguitos, había tomado el nombre de La Estupenda. No preguntéis por qué. Como lo había captado yo (bendito verano), haría de public-releichons. Y mi apoyo sería Miguel, que era el más cualificado.  Y el único que no estaba en la playa, de vacaciones.

El objetivo de la reunión era presentar y cumplimentar un formulario para obtener información acerca de la empresa, sus objetivos, qué esperaban obtener de la web, etc. para, en base a este formulario, elaborar posteriormente un prototipo de proyecto y un presupuesto. Para parecer más profesionales, a este formulario lo llamábamos brief. De camino al lugar de la reunión (según La Estupenda, el Centro de Creación),fui poniendo a Miguel al tanto de los puntos importantes de la misma:

Tío, no te puedes imaginar lo rica que está, es impresionante. Es guapìsima, y tiene unas tetas así … La joven que caminaba a mi lado por la misma acera miró mis manos, luego mi rostro  y volvió la cabeza con cara de asco. Volví a bajarlas, pegaditas a mis costados. Y la mar de simpática. Después de la metedura de pata del principio, se quedo un rato charlando, con el calor que hacía.
Ya, a lo mejor es que tenia que contarte de qué iba la visita, no creo que fuera expresamente a verte a ti, al Barón Post-it. Cuano les conté la visita de Sandra, rápidamente me pusieron ese mote. Eso me pasa por confiar en los amigos. ¿Te la tiraste o no ?
¡Cómo me la voy a tirar! Acababa de conocerla.
Entonces déjate de tonterías y resume, que estamos llegando y no tengo ni idea de que va esta gente.

El resumen fue corto. La empresa lo forman 5 personas: Sandra, que se encarga del tema comercial y administrativo, y los cuatro creativos-artesanos. Hacen gorras y camisetas baratas, no venden un trapo y quieren probar en internet. Fin.

Reunión de creativos

Sus instalaciones consistían en una pequeña nave en un pequeño polígono industrial, no muy lejos del centro, donde habían habilitado mediante paneles un pequeño taller de serigrafía, un pequeño despacho con un par de ordenadores, y un enooorme salón, el Centro de Creación, que parecía haber sido decorado por Agatha Ruíz de la Prada empachada de lacasitos. No había dos paredes iguales, ni un trozo de pared que no tuviera globitos, gatitos, maripositas o cositas de coloritos diversos. En el centro, una mesa larga de cristal blanco. Al fondo, una pizarra blanca llena de pajaritos con lacitos, nubecitas rosas y florecitas, muchas florecitas. A la derecha, según se entra, una tabla amarilla sobre un caballete azul cobalto sirve de office. Una cafetera verde pistacho, una pila de vasos de papel con dibujitos, cucharitas de plástico, azucarillos en sobrecitos en un platito, y un termo de acero inoxidable, que pegaba como unas botas de agua a un canario.

¿Hola? dije, asomando la cabeza. Al fondo, veo a Sandra, con un café en la mano.
Hola, pasad, pasad. Estos son los de Diseñínn. Al oír el nombre de nuestra empresa en este marco, comprendí por qué nos habían elegido a nosotros. Ya tenemos un punto ganado.Sandra se acercó a mí, con la mano extendida. Yo me acerqué a ella y le planté dos besos en las mejillas. Ella me miró de hito en hito. Seguidamente, se acercó uno de los creativos (Holaaaa, ssoy Lussio). Le acerqué la mano. El se me acercó (realmente, se incrustó en mí) y me plantó dos sonoros besos en las mejillas. Yo le miré de hito en hito. Por la banda derecha, ví algo grande y rojo abatirse rápidamente sobre Miguel. Instintivamente, se echó hacia atrás, sentándose en la cafetera. Un señor de unos cincuenta años, con perilla teñida de amarillo y una enorme gorra roja (en Agosto) plantó dos sonoros besos en sus mejillas. ¡Oy, qué arissco, que no muerdo! ¡Si tu no quieres! El tercero, mientras enlazaba y desenlazaba un leve foulard de seda, nos hizo un gesto aleve. El cuarto parecía sacado del escaparate de Massimo Dutti. Nos dio un apretón breve, pero firme, a ambos: Soy Juan, ¿qué tal?

Tras el intercambio de ósculos y apretones de mano, y tras una presentación más formal por parte de Sandra (Gonzalo, Miguel, éstos son Lucio, Bernard, René y Juan, nuestros creativos), comenzamos la reunión. Miguel (Migue) estaba inquieto (no hacía más que un par de años que había dejado la fontanería por los ordenadores); no se sentía cómodo con tanta creatividad dispersa, y se revolvía en la silla continuamente. La silla, dos aros de acero flexible cruzados, de la que colgaba algo como un asiento de caza medieval, se bamboleaba con cada movimiento. Cada vez que se agitaba, todos los presentes acompañábamos con la cabeza las oscilaciones de Migue hasta que éste conseguía inmovilizar su montura.

Me ha comentado Sandra que tendríamos que trabajar juntos, en caso de que os interese alguna de nuestras propuestas, así que, si no tenéis inconveniente, podríamos empezar hablando un poco de nosotros, y luego pasar a hablar de vuestra empresa. ¿Os parece? -Si, bien, claro, de acuerdo, … -Migue será el encargado de la parte más técnica: programación, bases de datos, etc. (Todos miran a Migue. Éste se revuelve en el columpio, que oscila como burbuja en lámpara de lava. Todos callamos y miramos a Migue hasta que deja de levitar) Yo me encargaré del diseño y coordinación del proyecto. ¿Quién se encargará de esta tarea, entre vosotros? Todos se miran. Todos miran a Sandra. Yo miro a Sandra. Sandra nos mira a todos y mira a la mesa, algo azorada:  Supongo que yo, claro, dijo, y se echó hacia atrás en su silla levantando la mano. La silla de Sandra no bamboleaba. En vez de hacerlo, daba saltitos, como si colgara desde el techo de un muelle. Sus pechos daban saltitos como si colgaran de un muelle. Para no caer en la tentación, miré a Migue. Por la misma razón, Migue me miró; sus ojos eran los de un gato en un garaje: habían salido de su cuerpo y flotaban en el espacio. Giramos la cabeza al unísono, hacia el que nos parecía que podría haberse dado cuenta de nuestra torpeza. Juan se miraba distraído la punta de sus dedos. Falsa alarma.

Juan levantó pausadamente la cabeza, taladró nuestros ojos, ora unos, ora otros, con su mirada y dijo, con una voz como si se hubiese caído en una tinaja:

Os he preparado un dossier con algunos aspectos que he creído que deberías conocer: algo de nuestra historia, situación actual, objetivos a corto y medio plazo, etc. Como os ha comentado Sandra, mi hermana -noté cierto sarcasmo. Va a ser que si se había dado cuenta- la idea que tenemos es la de un Sitio -vaya, éste domina el tema- en el que presentar nuestras creaciones, y desde el que podamos ofrecer precios, recibir pedidos, etc. Algo básico, más complejo que una web, pero sin llegar a una aplicación de e-commerce. En el dossier adjunto algunos mockups, nuestro logo adaptado a un formato web, y algunas muestras de paleta que podrían quedar bien. Repartió sendas copias, cruzó los dedos, volvió a mirarse las puntas de las uñas, como si el reparto de los cuadernos pudiera haberle estropeado la manicura, y se calló. Si su silla hubiese estado tallada en la pared no se habría movido menos.

Ahora, el que tenía que esforzarse por mantener los ojos dentro de las órbitas era yo. Ya sabíamos con quién habría que pelear. El tío había pronunciado e-commerce y mockups con una soltura (icomers, moocaps) que nos había dejado flipados. ¡A éste vamos a impresionar con tecnicismos! La silla de Migue, cuyos conocimientos de inglés se limitaban a pásame er jirti o enchufa la rotaflé, parecía la del elefante que se balanceaba en la tela de una araña (1). El pañuelo de René era un pestiño, y la perilla de Bernard no destacaba sobre el color de su faz. Las tetas de Sandra parecían decir Sí, sí, éste es mi hermano. Al dossier, le faltaba firmarlo y cobrarlo.

— Continuará —

(1) Canción popular: un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña; como veía que no se caía, fue a llamar a otro elefante. Dos elefantes … . Así, toda la tarde.

One Comment
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